Ruta en solitario por Siete Picos. Dura (o al menos a mi me lo pareció) pero con muchos elementos que la hicieron muy atractiva. Aquí como siempre el track:



También para los que, como a mi, nos gustan las estadísticas y los datos según MIDE la ruta se valora cómo:


Fue una ruta un poco rara e hice pocas fotos, pero así fue:

Aparqué en Las Dehesas de Cercedilla y a las 8:30h comenzaba a andar. Subí por pistas señalizadas hasta enlazar con la carretera de la república, desde ahí, despistándome un poco a izquierda y derecha me decidí a subir a troche hasta la Pradera de Majalasna donde llegué con poco fuelle. La pradera me encantó: amplia, tranquila...

Desde ahí continué subiendo hasta el cordal del Siete Picos llegando al espacio entre el segundo y tercer pico, donde está la conocida como "ventana del diablo". Aquí me hice una foto (en precario)


Seguí ya el cordal de Siete Picos en dirección Navacerrada. En el camino había un magnífico vivac



Y finalmente hice cumbre en el séptimo (o primero según se mire) el más alto de todos y desde el que hay una espectaculares vistas.

Este soy yo en la cumbre 
Y éstas eran las vistas desde donde venía:

Siete Picos, el bajito del fondo a la izquierda, Majalasna
Y hacía donde iba:

Bola del Mundo, siempre destacándose en la sierra
Bajé hasta el cerro del telégrafo y desde ahí, en vez de llegar al Pto. Navacerrada me tiré hacia mi izquierda (o hacia el Norte que parece más técnico) por una pedrera a través de la que enlacé al Camino Schmid. Seguí éste (que estaba como es normal muy concurrido), atravesé el Collado Ventoso y continué de bajada ya (pelín cansado) hasta la Fuente de Antón Velasco que tenía a pesar de las fechas muchísima agua.

Allí comí, frugalmente, como corresponde en estos casos y bajé ya a saco por un sendero que baja junto al arroyo de la Navazuela. Así llegué a la "ducha de los alemanes". Salto de agua de los pocos que hay en Guadarrama que es una preciosidad. En esta época del agua con muy poco agua, claro:

Ducha de los Alemanes
Y desde ahí seguí bajando por el arroyo hasta enlazar de nuevo con el Schmid que me llevaría a la calzada romana y al coche.

Una paliza de ruta que me enganchó, sobre todo, en los tramos no concurridos....

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